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24-07-2003, 14:40:02
Asisten a una cena en honor de los reyes de España personalidades de la realeza y de la política mundial. Mientras que los invitados se sientan a la mesa, deslumbrados por el lujo de la mesa, Ana Botella le dice a su
marido:

- ¡Ay, JoseMari!, mira qué cubiertos más monos, de oro puro con brillantes y esmeraldas incrustados. ¡Anda, porfa, llévate uno de recuerdo! Yo tengo que tener uno de esos en mi casa.

- Pero, Ana, por favor...

- ¡Ni por favor, ni nada! Tú te vuelas un cubierto ahora mismo.

- Bueno, bueno, no te pongas así...

Entonces, el presidente, disimuladamente, toma un cuchillo y se lo guarda en en el bolsillo del pantalón. Justo enfrente del matrimonio Aznar, se encontraban al otro lado Vicente Fox (presidente de México) y su esposa, quienes vieron la faena. Martita, envidiosa, le dice a su marido:

- Anda, Chente, cariño, vuélate tú uno para mí.

- Pero, Martita, por Dios, ¿cómo voy a hacer eso?.

- Que yo quiero uno; si la Botella va a tener uno, yo también. Y no me discutas.

- Bueno, lo que tú digas...

Así que con el mismo disimulo que Aznar, Fox se dispone a coger el cuchillo pero su mano se atonta y el temblor lo traiciona con tan mala suerte que el cuchillo golpea varias veces una copa... "clin, clin, clin,clin,clin". Se hace un silencio, y Fox, azorado, se levanta, y para salir del paso alza la copa y dice:

- Brindemos por su Majestad, el Rey Don Juan Carlos, porque cumpla muchos años más. ¡Felicidades, Majestad!

Todos brindan y Fox se sienta, aliviado.

- De verdad, Vicente, qué torpe eres. Pero yo no me quedo sin mi cuchillo, así que ya te lo vas guardando a ver en dónde.

- Pero, Martita, cariño, ya ves que no puedo. Déjalo sobre la mesa y ya.

- ¡Que no, que no y que no! Que la Botella tiene su cuchillo y yo también quiero uno.

- ¡Ufff, de verdad, mira que te pones pesadita! Pero en fin, la verdad es que el cubierto es valioso...

Así que, otra vez, se dispone a coger el cuchillo, pero nuevamente su mano le traiciona y vuelve a golpear una copa. "clin, clin, clin, clin, clin". Una vez más, se hace un silencio sepulcral, por lo que Fox tiene que ponerse de nuevo en pie y dice:

- Un brindis por su Majestad, la Reina Doña Sofía. ¡Por ser tan buena anfitriona y estar tan guapa! ¡Sofía, guapa!

Todos brindan y Chente se siente de nuevo aliviado.

- ¡Eres un inúti! ¡No eres capaz de robarte ni un miserable cuchillo para mí!

- Pero es que...

- ¡Ni es que, ni nada, quiero mi cuchillo y lo quiero ¡HOY! ¡HOY! ¡HOY!

- Pero no puede ser, ya ves que mi temblorosa mano no me lo permite...

- ¿Que no te lo permite? Pues ya te lo puede ir permitiendo, porque como no me consigas el cuchillo ahora mismo, te monto un espectáculo aquí, delante de todo el mundo.

- No seas fea, no se vale, no seas así...

- Ni así, ni nada. Ya me lo puedes ir guardando. Y como metas la pata, suelto delante de todos que me divorcio de ti por impotente.

Así que Chente Fox, ante la furia de su mujer, decide volver a intentarlo, pero... "clin, clin, clin, clin, clin". Silencio total, sudores fríos recorren su frente. Se pone en pie, y viendo la cara de sargento mal pagado de su esposa dice:

- Permítanme que les haga un truco de magia, por favor, todo el mundo muy atento. ¿Ven este cuchillo que tengo en mi mano? Pues lo voy a desaparecer. Lo introduzco en mi chaqueta, doy unos pases mágicos y...
¡flus, flis, flás...! y... ¿dónde estará? aaahhh.. ¡A ver
Aznar, mírate el bolsillo de tu pantalón!