¡Hola a todos!
Creo en el juramento hecho por Ian Marteens en ese texto. Comprendo que ha de estar tan ocupado con Freya (uno de los tres famosos compiladores Object Pascal no Delphi, en cuyo desarrollo todavía quiero colaborar
) y tan disuelto en él el otrora espíritu oxigenante de la filosofía
Borlandera, que ya sólo de vez en cuando se da el tiempo de enterarse de lo que sucede con la compañía que tristemente nunca le abrió la puerta principal (en parte por el estilo de hacer y decir las cosas de Ian).
Alguna vez lo leí autodefinirse como un hombre con «graves problemas mentales». El único defecto mental que le conozco es el de la impaciencia, el cual, sin embargo, lo ha impulsado a realizar cosas extraordinarias en el mundo de la Informática. Y es que la impaciencia es en ocasiones el peor demonio de un visionario. Llevar un monitor interno que nos muestra claramente lo que podría ser y los caminos posibles para llegar a ello, suele convertirse en un tormento si no asumimos nuestra real magnitud global.
Un abrazo hasta Europa.
Al González.