Es algo que ya existe en algunos países, pero los motivos son otros.
Aquí se intentó implantar, pero hubo un gran movimiento en contra de todos los bibliotecarios y usuarios habituales de las bibliotecas (yo entre ellos), se recogieron firmas (yo firmé) y por ahora aún no se ha implantado y los carteles que advertían del peligro han desaparecido de las bibliotecas, así que soy moderadamente optimista al respecto.
|