[[Al González]]

Director —Bien joven, como es usted nuevo, le vamos a encargar que haga una revisión de nuestro sistema de software comercial y nos anote cada una de las fallas que llegara a encontrar. Será una buena forma de que vaya usted conociendo nuestra aplicación, la cual ya tenemos instalada y funcionando en varios lugares, y al mismo tiempo darnos cuenta de si hay en la misma algún defecto que debamos corregir. Esta persona será su supervisor y le asignará una computadora con el programa instalado.

Novato chihuahuense —Muchas gracias por la oportunidad, señor, estoy emocionado por comenzar con esa tarea. No puedo creer que esté en una empresa de programación, ¡en mi ciudad!

Un día después:

Supervisor —Jefe, aquí tiene los resultados de la revisión que hizo el chico nuevo.

Director —¡Excelente! Vamos a ver...¡Pero cómo, todo esto! Caramba, esta lista describe más de 20 fallas críticas...

Supervisor —Ya verifiqué el reporte señor, y todo es como ahí dice. No entiendo cómo se nos pudieron escapar esos detalles, esta misma mañana comenzamos a corregir algunos. El chico es en verdad bueno.

Dos días después:

Supervisor —Alberto, lamento mucho decirte esto, pero temo que hoy será tu último día con nosotros. Ayer y hoy llegaste un poco tarde y eso le molestó al jefe, de hecho, para serte sincero está molesto desde que le presenté los resultados de la revisión que hiciste de nuestro paquete de software. Si por mí fuera te quedabas, porque estoy seguro que con el tiempo podrías aportar mucho a la empresa, eres como un diamante en bruto al que sólo le hace falta pulirse. Pero desgraciadamente no puedo hacer nada, esta orden viene de arriba y no creo que vaya a haber un cambio de opinión. Lo siento mucho.

Un abrazo enorme a todos los buenos jefes.

Al González.