De antemano muchas felicidades a los que tienen esa fortuna, y han sabido volverse humildes, tolerantes y reflexivos conforme la vida de sus hijos se proyecta ante ellos. Los que no tenemos intención de ser padres vamos canalizando el proceso de madurez por otros medios.
Al final lo que cuenta es qué hiciste por tus congéneres cercanos y lejanos, contemporáneos y futuros. Dejando algo más que útil en el mundo.
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