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Pues una vez, estaba yo en Santiago de Compostela, con un amigo y en concreto estabamos cenanado y entró un sujeto que saludó, y que resultó ser un profesor colega de él.
Mi amigo una vez que el prócer se ubicó en mesa alejada a la nuestra, comenzó a reirse, cuando le pedí explicaciones me dijo:
-Es que a esté fué al que le dejó el ordenador XXXX (un amigo común nuestro y colega del mentado) y estaba instalando un programa y sale el clásico mensaje:
Introduzca el disquete nº.-1. ( y lo introduce)
Introduzca el disquete nº.-2. ( y lo introduce)
- Llamada por teléfono oye XXXX que estoy instalando eso del perfect que me dijiste que era para escribir, y que no va, aquí llevo media hora esperando, como dijiste que tardaba un poco.
-¿Y qué es lo que has hecho?
-Yo nada lo que me dijiste, seguir las instrucciones:
-He introducido el disco 1 y luego el 2 y en ese punto es donde se me ha quedado y no salen ni mensajes ni nada.
-Ves al final, como tienes los dedos como morcillas de freir, ya te dije que tendría que terminar yendo a tu casa.
Cuando llegó a casa del amanuense se econtró los dos disquetes de 5 1/4" en la disquetera y además no salían. Tuvo que desmontar la disquetera y así sacó los disquetes. La disquetera no pudo salvarla pues la aguja de lectura había quedado desviada por la acción de las manos, digo pezuñas del pollino en cuestión.
Esto no es leyenda urbana.
Un Saludo y el que quiera ordenador que se vaya a un ciber.
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