[[Al González]]

Yo voy y me tomo un café con la persona interesada en el puesto laboral, a un lugar donde él o ella se sienta cómodo(a). Una de las primeras cosas que le digo es que una entrevista de trabajo no tiene por qué ser una conversación tortuosa donde la empresa contratante adopte una posición de dominio sobre un sumiso solicitante de empleo. Intento que se relaje y le recuerdo que aquello se trata de una charla entre dos entidades que se necesitan mutuamente para lograr sus objetivos, para lo cual es justo charlar de forma amena, indagando empatía, afinidad de objetivos y posibilidad de acuerdo. Ni la empresa está por encima de la persona, ni la persona por encima de la empresa.

Si llevamos material para estudiar, lo estudiamos. Yo le muestro algo de mi código y el "entrevistado" me muestra algo de su código, comentando nuestros pareceres, generando espontánea retroalimentación. A veces una frase o expresión de la persona, cuando está revisando lo que le muestras, te dirá si podrá ser un buen colaborador o no. Pero no es definitivo, pues por un gesto no se debe juzgar, pero sí lo puedes tomar como indicio.

Seleccionas a una persona para iniciar una serie de prácticas, a manera de cursillo. Al segundo o tercer día ya sabes si la persona es la indicada. Las empresas que saben tratar a los trabajadores como humanos, tienen a los mejores humanos en su nómina.