Totalmente de acuerdo con Julián. La discriminación no radica en las palabras que se usen. Lo mismo sucede con tantos términos que se inventan para nombrar a los discapacitados. Ahora resulta, según leí en un subterráneo en Canadá, que hay lugares reservados para personas mayores (¿qué tan mayores?), mujeres embarazadas y personas con capacidades distintas. O sea que supermán, quien ciertamente tiene capacidades distintas, tendría más derecho que yo a sentarse en un transporte público.
// Saludos
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