|
Gracias de verdad, amigos. Ya hablé con cada uno de mis hermanos, concluyendo que no viajaré a Chihuahua. Afortunadamente no hay desconsuelo en ninguno de los descendientes. Creo que todos en algún momento pudimos despedirnos de mamá.
~
Mi calle sigue un poco transitada, ciertamente menos que otros miércoles. Atiendo a distancia a los pocos clientes que llegan a mi local. Pero la mayoría de los transeúntes no parecen entender la parte que sigue de esta película. Aunque Córdoba es pequeña, la cantidad de personas que provienen de otros lugares es de llamar la atención. Haberme instalado en el corredor que va del principal hospital al edificio del ayuntamiento puede que no resulte del todo bueno en estos días.
Se comienzan a ver unas cuantas caras con cubrebocas (mascarillas), dudosa protección en individuos sanos. Muchas personas de todas las edades se ven todavía ir y venir, despreocupados, charlando sin precauciones. Algunas señoras jóvenes pasan animadas hablando por teléfono, llevando en brazos a sus pequeños; tampoco en ellas parece existir noción del virus. Podría decirse que el pensamiento general hasta ahora es «Eso del coronavirus está pasando allá, lejos, en otros países; a mí no me afecta». ¿A alguno de los confinados le resulta familiar esta escena o me estoy preocupando de más?
|