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Multas aparcamiento.
Por lo que se vé no basta con hacer las ciudades impracticables para los automóviles, ni si quiera poner multas, hay que llegar a un número mínimo.
Cita:
AZUCENA S. MANCEBO (elmundo.es)
MADRID.- Francisco B. y Elsa I. trabajaban hasta hace unos días como controladores para la U.T.E VEA, una de las empresas concesionarias del Ayuntamiento del Servicio de Estacionamiento Regulado. Y fue hasta hace unos días porque ambos han sido despedidos de sus respectivos puestos de trabajo "por no poner un número mínimo de multas al día", según ellos mismos declaran.
Francisco ha "controlado" varias calles de la capital, desde el barrio de Fuencarral al de Tetúan, y en su haber tiene varios expedientes abiertos por la empresa por estar varias horas sin poner multa alguna: "Eran zonas en las que no había parquímetros o estaban rotos, y no podía sancionar. Me llamaban desde la empresa para avisarme de que llevaba dos horas sin multar, que qué estaba pasando", declara Francisco.
"Querían que sancionáramos lo insancionable. Pero si no hay parquímetros donde sacar el ticket, ¿cómo vas a multar a alguien porque no lo ha sacado?", se pregunta Francisco. Por eso él se negaba a sancionar en esos casos, y por eso, según asegura, ha sido despedido.
Pero las críticas que este controlador realiza no acaban aquí: en enero denunció que existe una gran descordinación en la empresa entre lo que es sancionable y lo que no, y que en una misma calle hoy se multa y mañana no, como ocurrió, según cuenta Francisco, con la calle Sorgo, cerca de plaza de Castilla.
También ha reclamado a la propia empresa que en algunas calles faltan zonas de carga y descarga, por lo que los repartidores deben pararse en doble fila para repartir la mercancia, situación en la que era obligado a multar, y a lo que él se negaba. "El vehículo no molesta, tiene las luces de emergencia, no está estacionado y el conductor, que está trabajando, está vigilando todo. Yo no puedo multar a esa persona con 300€ como me exigían desde la oficina", apunta Francisco.
Por su parte, Elsa afirma que cuando fue enviada a una nueva zona de estacionamiento, entre las calles Francos Rodríguez y López de Haro, su supervisor le avisó: "Ésta es una zona de 40 ó 50 multas diarias; como estamos en verano, 20 serían suficientes".
Despedida por negarse a multar a vehículos oficiales
Además, cuenta que en ocasiones el supervisor se pone en contacto con el controlador para decirle que "aunque está muy bien porque has puesto muchas multas, son de las de 90€, y no has puesto ninguna de las de 300", es decir, aquellas que castigan el aparcar en doble fila.
Elsa, según ella misma afirma, ha sido despedida por negarse a multar a vehículos oficiales o de la policía secreta. "Las multas a coches oficiales, por ejemplo ministeriales, nunca les van a llegar, y si así fuera la pagaríamos todos con los impuestos, y por eso no les sancionaba".
"Yo no soy nadie para multar a agentes de la policía secreta que además me avisaban que estaban trabajando, o protegiendo a un testigo y que no debía conocerse su ubicación exacta en cada momento. Además me decían que no les podía multar, y para mí su orden está por encima de la de mi empresa", explica Elsa.
La carta de dimisión que le fue entregada al despedirla recoge unos motivos bien distintos, como "la disminución voluntaria y continuada en el trabajo", "la desobediencia continuada y persistente", "no prestar la debida atención" o "la desobediencia a superiores" entre otros.
Los métodos de control que la empresa U.T.E. VEA realiza sobre sus empleados no se limita sólo a la cantidad de multas que éstos ponen o no, sino a tratar de dar ejemplo. Según Francisco, algunos miembros directivos de la empresa aparcan su coche, conocido por prácticamente todos los controladores, en una zona de estacionamiento regulado en espera de ser sancionado. El controlador debe multarle, a pesar de saber que esa multa será retirada acto seguido. "Eso sólo sirve para dar imagen ante los vecinos", declara Francisco.
Teatro frente a La Paz
Él mismo cuenta cómo durante unos días fue enviado a ayudar a una compañera a cubrir la zona del Hospital de la Paz, donde, según afirma, "no daba abasto". Esta zona, conocida entre los controladores como "la milla de oro" por la gran cantidad de sanciones que alcanza, puede llegar a suponer entre 50 ó 60 multas en sólo una hora, según cuenta el afectado. "Después de multar, teníamos que marcharnos un rato a una plaza cercana al hospital a escondernos ante el enfado de la gente. Yo lo entiendo, no es un teatro, es un sitio al que se acude por urgencias y cuando sales te encuentras con la dichosa multa del parquímetro".
Por último, Francisco, que vive cerca de la Plaza de la Villa, cuenta que, al encontrarse con el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, y contarle su caso, éste le contestó: "Acude a la prensa".
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Un Saludo |
15-03-2007
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